9 Razones para creer en la vacuna del COVID-19
1. El sistema inmunitario cura la COVID-19
En primer lugar, Petri ha querido informar de que en un 99% de los casos, los pacientes superan la enfermedad del coronavirus y este desaparece del cuerpo. Del mismo modo, el investigador cuenta que, en algunos casos, el virus puede permanecer en el cuerpo a un nivel muy bajo hasta tres meses después de superar la infección pero que, al mismo tiempo, estas personas dejan de transmitir el virus a los 10 días de haber contraído la enfermedad. Por lo que, según esto, Petri desarrolla que precisamente por estos motivos, desarrollar una vacuna contra la COVID-19 sería incluso más fácil que la búsqueda de un antídoto para otras enfermedades como puede ser el VIH/SIDA.
2. Los anticuerpos dirigidos a la proteína S evitan la infección
Como cuenta Petri, "la vacuna protegerá, en parte, al inducir la producción de anticuerpos contra la proteína S presente en la superficie del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19" y continúa explicando que "la investigación nos demuestra que los anticuerpos, como los creados por el sistema inmunitario humano, se unen a la proteína S, la neutralizan y evitan que el coronavirus pueda seguir infectando células en un cultivo de laboratorio".
El médico nos informa de que, actualmente, "las vacunas que están en ensayo clínico incrementan los anticuerpos anti-S que bloquean la infección del virus en las células en el laboratorio".
Asimismo, Petri informa de que siete de las empresas que buscan una vacuna en la actualidad contra la nueva enfermedad han desarrollado anticuerpos de laboratorio capaces de reconocer la proteína S.
3. La glicoproteína S tiene puntos vulnerables
Petri continúa explicando que "la proteína S dispone de muchos sitios a los que los anticuerpos pueden unirse para neutralizar el virus y eso es una gran noticia, ya que, al haber tantos puntos vulnerables, el virus tendrá muy difícil mutar para evitar la vacuna".
"Muchas partes de la proteína S tendrían que mutar para evitar los anticuerpos neutralizadores anti-S. Demasiadas mutaciones en la proteína S modificarían su estructura y la harían incapaz de unirse a ACE2, clave para infectar células humanas", ha informado.
4. Sabemos bien cómo elaborar una vacuna segura
Siguiendo con lo establecido, Petri informa de que "la seguridad de la nueva vacuna para la COVID-19 será más alta puesto que los investigadores ya conocen los posibles efectos secundarios de la vacuna y saben cómo evitarlos".
5. Hay varias vacunas distintas en desarrollo
Como bien sabemos, en la actualidad son varias las vacunas que están en fase de investigación e incluso algunas de ellas podrían empezar su vacunación masiva en las próximas semanas. Petri nos habla en concreto de Estados Unidos, quien apoya el desarrollo de varias vacunas diferentes a través de Operation Warp Speed, una asociación público-privada estadounidense para facilitar y acelerar el desarrollo, fabricación y distribución de vacunas, terapias y diagnósticos COVID-19.
El científico nos explica que "el objetivo de Operation Warp Speed es suministrar 300 millones de dosis de una vacuna segura y eficaz para enero de 2021", al mismo tiempo que asegura que "basta con que una de esas vacunas resulte segura y eficaz en los ensayos clínicos para que los norteamericanos dispongan de una vacuna contra la COVID-19 para el próximo año".
6. Las vacunas están pasando las fases I y II de los ensayos
Estas dos fases sirven para comprobar si una vacuna es segura y si ofrece una respuesta inmune, algo que ya ha ocurrido con las vacunas de Moderna, Oxford y la empresa china CanSino.
7. Ya está en marcha la fase III de los ensayos clínicos
La Fase III es el último paso en el proceso de desarrollo de una vacuna y en ella es cuando se decide si el antídoto funciona después de haber sido probada en un número determinado de personas.
Tal y como informa Petri, "la vacuna desarrollada por Moderna y la vacuna de Oxford-AstraZeneca empezaron la fase III de los ensayos el pasado mes de julio", lo que demuestra que una vacuna eficaz no estaría tan lejos de nuestro alcance.
8. Acelerar la producción y la distribución de la vacuna
Petri informa de que "Operation Warp Speed está dando dinero para producir millones de dosis de vacunas y fabricarlas a escala industrial, aun cuando los investigadores ni tan siquiera han demostrado todavía su eficacia y seguridad. La ventaja que presenta esta estrategia es que, una vez que una vacuna resulte segura en la fase III de los ensayos, ya se dispondrá de reservas y las vacunas se podrán distribuir de inmediato sin comprometer la completa evaluación de su seguridad y eficacia".
9. Se están contratando ahora distribuidores de la vacuna
Por último, y siguiendo con los Estados Unidos, el científico ha explicado que el distribuidor de vacunas más grande de los Estados Unidos, McKesson Corporation, "ya ha sido contratado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades para distribuir una vacuna contra la COVID-19 a todos aquellos lugares del país en los que se administrará la vacuna".
Por todas esta razones William Petri llama a la calma de aquellos que no creen en una vacuna segura y desarrolla que "podemos tener la seguridad de que en algún momento a finales de 2020 sabremos ya si alguna de las vacunas para la COVID-19 es segura, conoceremos su eficacia y tendremos claro cuál se debería utilizar para vacunar a la población en el año 2021".